A raíz de esta exposición se ha oído y escrito en múltiples ocasiones que con ella Barcelona salda una deuda que tenía pendiente con este artista. Es posible que se liquide una parte de esa deuda, pero probablemente no toda.
Con Jaume Plensa (Barcelona, 1955) no se ha cumplido precisamente lo de ser profeta en su tierra, al menos no a nivel de presencia de su prolífico trabajo en la ciudad que le vio nacer. Chicago, Londres, Montreal, Niza, Tokio, Toronto o Río de Janeiro son tan sólo algunas de las ciudades en las cuales ha triunfado con sus imponentes esculturas en espacios públicos.
Para unirse a este reconocimiento internacional, el cual por otro lado lleva gozando desde hace más de 20 años, el MACBA abre sus puertas a una retrospectiva de su trayectoria con la presencia de obras realizadas entre los años 80 y la actualidad.
Sin duda una gran oportunidad para rendirle homenaje a través de esta exposición que permite ampliamente al espectador dialogar e interactuar con sus piezas. Porque en este recorrido instalaciones como “Glückauf?” (2004) que ocupa sin ir más lejos todo el espacio central de la sala más grande de esta muestra, o las esculturas vibrantes de “Matter-Spirit” (2005) permiten ser tocadas, acariciadas e incluso golpeadas (sobre todo en el caso de esta última) para provocar efectos sonoros que integren al visitante con la música del interior creativo de Plensa, tal y como anuncia la formidable “Self-Portrait with Music” (2017).
Todo ello sin olvidar que por primera vez en la historia de este museo, el espacio expositivo se traslada también al aire libre con un conjunto escultórico abrazado a los árboles del patio, como es el caso de “Continents I and II” (2000) que dan fe de cómo este artista barcelonés es calificado como el escultor de lo humano.
Porque en palabras de Jaume Plensa, “la escultura es la mejor forma de hacerse preguntas”. No sabemos si en esta exposición hallarás las respuestas, lo que si está claro es que encontrarás poesía, reflexión y por qué no decirlo, hasta apabullamiento ante un monumental trabajo creado para refugiar al arte y a la cultura en un espacio único.
Hasta el 22 de abril del 2019 en Plaça dels Àngels 1 de Barcelona.
Texto y fotografías: Inéditad
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